Y.. Boca es Boca

No hay vuelta que darle. El Boca de Russo instala el debate. ¿Qué es jugar
bien? ¿Arrinconar al rival, pero errar los goles al límite de comprometer el
resultado? ¿O llevarse el partido por un error del arquero? Para este
equipo, jugar bien es ganar los partidos que hay que ganar. No pasa por ser
efectista, sino efectivo. O en tal caso, ser efectista luego de ser
efectivo. Porque ya en el clásico contra Independiente, se jugó al estilo
Boca. Y ayer a Huracán, el invicto que quedaba, lo atropelló desde la
convicción para aprovechar la oportunidad de ser el único puntero. Y chau.
Después se discutirá si Palermo tiene que salir o si Palacio terminará sus
jugadas con la misma categoría con la que las arranca. Es otro cantar. Pero
lo que nunca se pondrá bajo el análisis es que este equipo falla cuando no
tiene que fallar. Esas dos finales que jugó en esta semana lo hicieron pasar
de la Romándependencia a la nodependenciadenadie. Y así, a pesar de sus
propios yerros y de todo el qué dirán, nadie puede obviar que Boca es un
justo puntero.

El huracán llegó de la zurda de Dátolo. Certero y punzante como nunca antes
en el club, aprovechó el carril para jugar por abajo en pared para Palacio o
para ganar con gambeta en velocidad para el centro pasado a la testa de
Palermo. Y allí, en ese milagro inesperado, se gestó la victoria que luego
se concretó por decantación. Porque los delanteros de Boca rotaron mucho. Y
eso complicó más a una débil defensa. Goltz arrancó con Palermo, pero
después Palacio lo comió la espalda. Y en ese ida y vuelta, Dátolo fue la
manija. Sin volantes externos que tuvieran explosión, con un Ibarra
contenido y encerrado, la banda zurda fue lo más equilibrado. A propósito,
¿Russo por qué sacó al ex Banfield? Casualidad o causalidad, lo tiene
alquilado. Pero los hinchas, por primera vez, lo aplaudieron a palma entera
(a Dátolo, claro). Urribarri, chiquito atrevido, se asoció al zurdo mágico,
no se amilanó y también logró convencer a todos.

El gol fue una torpeza de Barovero, quien quiso ganarle en velocidad a
¡Palacio! Intentó salvar una equivocación de Mendoza, quien perdió la pelota
por buscar un chiche y Battaglia asistió a Rodrigo. Eso sí, enmendó el error
con otro error. Ahora, si Boca logra mejorar la circulación de juego a
partir del ingreso de Gracián (ayer no se lució como ante Independiente), y
encontrar una ruta de juego que le agregue variantes a la presión que
ejercen sus delanteros, completará la fórmula que necesita para mantenerse
en una punta que parece haber agarrado para no largar mañana.

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