Con 3 Goles Clasificamos !!! Dale Bo, Dale Bo
Un primer tiempo de diez puntos, con movilidad, continuidad y asistencias
varias, y un segundo tiempo con menor influencia y vaivenes en el juego. La
curva de rendimiento de Juan Román Riquelme describió esa parábola en los
últimos partidos. Un pico altísimo, donde Boca se luce, genera y si no golea
es por falta de puntería, y luego una meseta que, como en el superclásico,
el equipo a veces padece demasiado. Pasó contra Vélez, River y Newell's. En
algún caso, el crack apareció en todo su esplendor sobre el final para
liquidar el partido con una asistencia, como en Liniers. En otro, con una
genialidad para buscar la cabeza de Palermo (River). O como en Rosario, para
meter tres pases-gol en el comienzo y poner la pelota bajo la suela y
congelar la arremetida rival en los últimos minutos. Pero la norma se repite
y dispara preguntas: ¿Por qué sufre un bajón? ¿Es inevitable por el
desgaste? ¿Es una cuestión de piernas? ¿O es puramente futbolístico? ¿Baja
el rendimiento de Román y/o el de sus compañeros? Esta noche a las 21.15
ante el Bolívar, por la última fecha del Grupo 7 de la Copa Libertadores,
tal vez más que nunca desde que volvió, Boca necesite de él, de sus pases y
también de que se anime a exigir su pegada. Porque puede que alcance con
ganar por un gol (si hay un vencedor en Toluca-Cienciano) como también que
sea necesario convertir tres (si empatan en el otro enfrentamiento, que va a
la misma hora).
Más allá de la cuestión física, que siempre deja su huella en un segundo
tiempo, sobre todo en un jugador que no tiene pretemporada y no tuvo mucho
fútbol en la última etapa en el Villarreal, en el cuerpo técnico piensan que
las razones hay que buscarlas por otro lado y no en el gran esfuerzo que
realiza desde el comienzo de los partidos, cubriendo a Neri Cardozo en el
sector izquierdo del mediocampo y pisando el área mucho más que en su primer
ciclo. "No creemos que tenga problemas para aguantar los 90 minutos. Ya
cuenta con varios partidos encima y la semana anterior a Newell's se entrenó
muy bien", justifican. Además, en el parte médico diario no figuran ni
molestias ni dolores, más allá de algunos días de trabajo diferenciado por
sobrecarga muscular.
Justamente, por esa razón, el ojo de Miguel Angel Russo para analizar esta
situación está puesto en lo conceptual, más precisamente en la relación
entre volantes y enganche: "Hacé la cuenta de cuántas pelotas le damos en el
primer tiempo y cuántas en el segundo, y cuántas de ésas son limpias",
propone el entrenador, respaldado por más de un fastidio de Román cuando la
pelota no le llega. Aunque también, principalmente en las segundas partes, a
veces la pelota no le llega y no hay señales de fastidio.
Sin embargo, que Boca busque menos a su armados en las segundas partes y que
él, consecuentemente, reciba menor cantidad de pases limpios, puede tener
que ver precisamente con la disminución de su movilidad. Y no sólo se trata
de cantidad de pelotas sino también de calidad. Porque, con el desgaste
brutal que Boca hace en el primer tiempo, en el segundo la lucidez es menor
y surgen las imprecisiones.
Y si bien Russo está encantado con la madurez que alcanzó Román y mucho más
con su rendimiento hasta ahora, a la vez insiste con que igual hay que
dársela. Esa fue la orden en Rosario cuando Newell's se empezaba a hacer
dueño de la pelota y también la que repite en las prácticas de fútbol en
Casa Amarilla. Y en la mesa de café, entre su gente, recuerda los consejos
que le daba Carlos Bilardo cuando él tenía que bancar a los talentosos del
medio del Estudiantes del año 82 (Ponce, Sabella y Trobbiani): "Vos siempre
dale la pelota a ellos. Si estás cansado, tocá y quedate atrás". Eso, que
también supo hacer Chicho Serna entre 1998 y 2002 (el jugador que mejor
entendió a Riquelme), es lo que busca trasladarle el DT a sus volantes.
Hay que dársela al 10 nomás. En cualquier circunstancia y momento.
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