BANEGAS EL CONDUCTOR ? ? ?

Ya maneja. Agarra el volante y sabe qué hacer, para dónde ir. Porque Ever
Banega (19 recién cumplidos) ya tiene licencia de conducir. Literalmente,
porque finalmente rindió el examen, le dieron el carnet y ahora llega a las
prácticas en su Peugeot 206. Y también en sentido figurado, porque en el
Mundial Sub 20 demostró que puede convertirse en piloto de este Boca (por
ahora sin Riquelme). A un campeonato de su debut en Primera, a casi seis
meses, puede asumir funciones creativas, animarse a avanzar en el campo,
golpearse el pecho para que le den la pelota y poner pases-gol. Todo eso lo
hizo en la Juvenil. Dice, en voz baja, con respeto, que también lo puede
hacer si Russo se lo pide.

—Entre el cierre de temporada y el Sub 20, hace tiempo que no parás. ¿Cómo
te encontrás?

—Bárbaro. Jugar al fútbol es lo mejor que me puede pasar. Y si encima lo
hago en Boca, con tantos desafíos delante, disfruto el doble.

—Venís de éxito en éxito, entre Libertadores y Mundial. ¿Caíste ya?

—Lo que estoy viviendo en el comienzo de mi carrera es increíble. Tuve un
semestre impresionante. Sudamericano, Libertadores, Mundial... Y encima las
cosas que se vienen. Pero entiendo que no debo relajarme. Tengo que trabajar
y crecer como jugador.

—En el Sub 20 jugaste en una posición distinta.

—Me ponían de doble 5, saliendo un poquito más. Pero yo no tengo problemas
para jugar solo en el medio.

—En la final con los checos tuvieron que cambiar el esquema...

—Es que en el primer tiempo no podíamos agarrar la pelota. Entonces no
teníamos nada de juego. En el segundo me tiré más atrás y empecé a tener más
contacto. Pero no pasó sólo por mí, porque también fue importante lo de
Moralez.

—En Canadá confiaban mucho en vos, tanto que te pasaban la pelota
permanentemente.

—Es cierto que los chicos me tienen confianza. Tal vez en el Sub 20 la
pelota pasaba más por mis pies, porque jugaba más suelto...

—También se te vio más controlado con el tema de las amonestaciones.

—Me sacaron una sola tarjeta. Igual metía, pero con más control. Sentía que
si me pasaban, atrás estaba Yacob. En Boca, Pablito (Ledesma) y Neri
(Cardozo), por características, son bastante más ofensivos. Entonces, con
tanto terreno por cubrir, debo cortar la jugada para que el equipo no quede
mal parado. Pero con el correr de los partidos, con más experiencia, la
situación va a cambiar.

—Por más importante que sea el partido, nunca se te ve nervioso...

—Siempre jugué de la misma manera. En los potreros de Rosario, en Oriental,
en Alianza, en las Inferiores y ahora en Primera. Mi familia o mis amigos me
preguntan cómo hago para jugar en la Bombonera con tanta gente. Y yo les
digo que no pierdo la tranquilidad. Una vez que estoy dentro de la cancha me
concentro en el partido, los gritos los escucho de fondo, allá a lo lejos.

—Si tenés que hacer un análisis de tu juego, ¿cuál es tu virtud?

—La técnica. Yo creo que uno nace con eso, pero seguro que también la
perfeccioné gracias a la insistencia de mi viejo, que me hacía practicar con
la derecha, con la zurda, me tiraba la pelota y me pedía que la golpeara con
la cara interna y con la cara externa. O me ponía a patear contra una pared.
Por ahí, la gente dice que soy lento, pero antes de recibir la pelota ya sé
hacia dónde jugarla. Muchas veces veo el espacio y trato de meterla ahí.

—¿Y la personalidad?

—Trato de sobreponerme a todo. Cuando me golpean, pienso que es mejor para
el equipo porque pueden amonestar a un rival.

—En Inferiores te soltabas más en ofensiva y estabas cerca del gol.

—Eso va a llegar con los partidos. Pero hasta ahora siempre prioricé darle
equilibrio al mediocampo. Boca tiene un planteo muy ofensivo, entonces hay
que proteger más el medio. El día que debuté con Banfield jugué con
Battaglia y me pude soltar más porque sabía que él me respaldaba.

—Battaglia hizo una gran sociedad con Gago. ¿Te gustaría repetir eso?

—Claro que me gustaría jugar a su lado. Seba es un monstruo. Es simple jugar
con él. Las veces que jugamos juntos me ordenó y me protegió. Tiene una gran
experiencia.

—Aún no se definió la continuidad de Román. ¿Cómo lo vivís?

—Claro que quiero que siga. Compartir una cancha con Román es un lujo.

—Ahora, sin él, ¿creés que asumirás un rol más protagónico?

—Román es irremplazable. A mí Russo siempre me utilizó como volante central
y yo me siento cómodo en esa función. Creo que mi función en el equipo
seguirá siendo la misma.

—Llevás poco tiempo en Primera y ya hay equipos siguiéndote. Uno es el Inter
de Italia...

—Me enteré leyendo Olé, pero lo tomé con naturalidad. En realidad no le di
mucha bola. Recién hace seis meses que juego en Primera y estoy orgulloso de
defender la camiseta de Boca. Falta mucho para pensar en un pase.

—A fin de año te espera el Mundial de Clubes. ¿Qué sabés del Milan?

—Que es un equipo con una gran historia, ganador, y con un plantel lleno de
figuras internacionales.

—¿Qué figuras te seducen a nivel mundial?

—El primero, sin lugar a dudas, es Kaká. Es un jugador tremendo, con un
talento enorme. Es diferente. También me gusta mucho Pirlo, un mediocampista
que siempre piensa en jugar. De todas maneras, soy sincero, nunca vi un
jugador que me deslumbrara como Gago. Cuando se entrenaba en Casa Amarilla y
yo estaba en Sexta, me sentaba en la tribuna de Casa Amarilla para seguir
sus movimientos. Observaba cómo manejaba la pelota, cómo la pedía, cómo
distribuía. Después, en los partidos, trataba de hacer ese juego y algunas
me salían...

—¿Soñabas con jugar al lado de Gago?

—Tenía el sueño de hacerlo en Boca, pero no se dio.

—A lo mejor se da en el Real, que tiene una prioridad sobre tu pase...

—Mi presente es Boca y mi ilusión es seguir ganando muchos títulos con esta
camiseta. Después se verá.

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