Riquelme : " En Boca juego un año gratis "

El domingo llamamos a los dirigentes de Boca tratando de encontrarle una salida a esto y ver si puedo volver. A mí me quedan dos años de contrato en el Villarreal y, al ser hincha de Boca, yo estaría dispuesto a jugar un tercer año gratis en el club si se me respeta este contrato que yo tengo". No es otro que Juan Román Riquelme, micrófono en mano, remera de mangas cortas, fondo de noche tibia en Villarreal, pantalla de Telenoche. El es el que habla y sacude el frío de la noche de Buenos Aires. "Al día de hoy no hay novedades", completa, y sus palabras queman en las páginas de los diarios.

Gratis. Hincha de Boca. Volver. No hay respuesta. ¿Cuánto ruido estarán haciendo estas palabras en la cabeza de los hinchas de Boca? Román está muy serio en Villarreal. Se le nota la tensión en el rostro. Está dándole un giro de 180 grados a la marcha de las negociaciones. De aquella calma chicha que dominó la escena estos días, del "no hay ofertas" de sus representantes, a este reconocimiento público. Una jugada más en la inmensa e inescrutable
partida de póker que es esta operación.

Para pasarla en limpio: ¿en qué consiste la oferta de Riquelme, la que Daniel Bolotnicoff le hizo a Mauricio Macri por teléfono el domingo pasado? En cotizar sus servicios en 9 millones de euros por tres temporadas. El Villarreal, en cambio, debe pagar esa misma cifra por dos años según el
vínculo que lo une al 10. La reducción de salario a la que Riquelme está dispuesto alcanza un 33%. Pero aun así, su ficha anual (esos 4,5 millones de euros de los dos primeros años) es superior a la que cobra todo el plantel de Boca. Todo junto, claro. Y además, el club debería comprarle el pase al Villarreal en una suma cercana a los 5 millones de euros. En total, traer a
Riquelme costaría 14 millones de euros o unos 20 millones de dólares.

No es una liquidación de temporada, precisamente, aunque Pedro Pompilio no quiera dar por cerrada ninguna puerta: "Es todo muy fresco y no nos vamos a apurar. Tendremos que pensar qué hacer, porque las cifras son muy importantes y esto no se va a cerrar de un día para el otro", le dijo el vicepresidente a Olé, quizá pensando en la aparición de un mecenas que ayude
a recuperar al hijo pródigo. Ahora, ¿cuál es el efecto de esta movida de Román? Es una bomba. De alegría y de esperanza para los hinchas. Pero de presión para los dirigentes, y no sólo para los de Boca. Los del Villarreal podrán, con el inflexible Fernando Roig a la cabeza, tomar nota de que Riquelme no está pensando ni remotamente en resignar los euros acordados. Ni siquiera frente a Boca (le regala tiempo de juego, pero no cede una moneda). Si es verdad que Román aspira a jugar sólo en Villarreal o en Boca; si es cierto que rechaza cualquier otra oferta, como afirmó el presidente del club español hace unos días, entonces en el Submarino Amarillo pueden empezar a juntar los billetes para pagarle.

Boca, mientras tanto, queda a merced del canto de sus hinchas. ¿Qué cantarán el domingo en la Bombonera? Cantarán por Román, seguramente, porque la cabeza está puesta en diciembre, en Japón, y la creencia es que el 10 todo lo puede. Puede volver y convertir en campeón de América a un equipo que meses antes se arrastró por las canchas hasta perder el título a manos de
Estudiantes. ¿O alguien se imagina a la gente agitando los trapos del campeonato monetario, gritando "que de la mano/del ingeniero/la economía vuelve a brillar"? No nació ese hincha, todavía. No en nuestro país. La pelota la tiene Boca, entonces. Podrá aspirar, con esta movida de
Riquelme, a que el Villarreal pida menos por la ficha ante el peligro de tener que pagarle al 10 dos años de vacaciones a precio Beckham-Victoria. Pero es Boca el que tiene la mayor parte de la responsabilidad. Si sus dirigentes no responden, o se declaran incompetentes, Riquelme quedará libre para acordar eventualmente su vinculación a cualquier otro club, llámese Atlético de Madrid o Tottenham. Y no lo sacudirá ningún cargo de conciencia.


¿O acaso no acaba de hacerle a Boca un regalo imposible de rechazar?

Fuente : Ole.com

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